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La encrucijada demócrata




Tengo algunas reflexiones respecto a los resultados de las primarias de Indiana y Carolina del Norte en Estados Unidos.

Primero: Hillary Clinton demuestra su capacidad para afrontar los desafíos electorales en los estados más difíciles para el Partido Demócrata. Sus triunfos en Ohio, Pennsylvania, Florida, New Yersey e Indiana demuestran una fortaleza que Barack Obama durante toda la campaña no ha podido demostrar: su incapacidad para ganar en estados "morados" (no asignables ni a los demócratas ni a los republicanos) ni a ganar en los de mayor población.

Segundo: Barack Obama tiene como grandes pilares electorales a dos grupos: los jóvenes, el radio urbano y la población de raza negra. Esta última lo acompaña en una relación 9 a 1 contra Hillary Clinton. Es cosa de ver el resultado final de Carolina del Norte, donde Obama ganó por un 56% de los votos pero perdió por una relación 6 a 4 en el voto blanco contra Hillary Clinton. Hillary se resguarda en el voto más de centro (que puede votar al PD como al PR), las mujeres, la población de raza blanca, los latinos, los judíos y la población que se aleja de los grandes urbes. Dicho análisis hoy permite a Obama liderar en las encuestas de votantes demócratas, no así en la nacional, donde Hillary tiene una mejor expectativa de triunfo frente a McCain.

Tercero: El engorroso sistema electoral de primarias del partido demócrata (con delegados y superdelegados, primarias abiertas que coexisten con un particular sistema de "caucus" en algunos estados, delegados electos distribuidos proporcionalmente y no como se da a nivel nacional ni en las primarias republicanas donde quien gana el estado se los otorga completamente) no da para más. Si los resultados se contaran como se hará en la elección de noviembre, Hillary habría ganado desde hace algunas semanas la nominación demócrata. Un autogolazo que claramente deberán modificar las autoridades del partido para el año 2012.

Cuarto: Se deben contar Florida y Michigan. El Partido Demócrata sanciona a la gente y a los millones que entregaron su voto y no a las autoridades del partido, como debiese corresponder. Si Obama no quiere repetir las elecciones tiene 2 opciones: o se otorgan los delegados mediante el voto entregado en dichas primarias (donde Clinton ganó claramente) o verdaderamente su slogan de campaña enviado para todos los estadounidenses "yes we can" no cabe para los electores de estos dos estados. Que peor aún, porque seguramente si no se cuentan estos mismos electores castigarán al Partido Demócrata en las elecciones de noviembre, donde ya se muestra a Obama por debajo de McCain, no así a Hillary, que le lleva varios puntos de ventaja en estos estados clave al candidato republicano. (vease www.realclearpolitics.com)

Por otra parte, cabe señalar que el conteo de esos estados cambia el actual escenario de voto popular a nivel nacional, donde Hillary Clinton pasaría a liderar estos resultados.

En base a estas reflexión, me gustó un artículo publicado por el Diario de América, respecto a algunos de los puntos planteados anteriomente. Se los dejo para ver que opinan respecto a esto. Como dice este, hoy los demócratas, con tamaña cantidad de errores, están haciendo honor al símbolo que los representa: el burro.

http://diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=3836


Los Demócratas
La estupidez de quienes se creen tan listos

¿Qué harán finalmente entonces para escoger entre Hillary Rodham Clinton y Barack Hussein Obama? ¿Terminarán las primarias Demócratas con más votos para Clinton y más delegados para Obama?

Se suponía que los Demócratas la tenían fácil este año. Al fin y al cabo, las cosas no se ven (o al menos no se sienten) tan bien en estos momentos en los Estados Unidos, más allá de si es o no culpa de Bush. La economía pasa por momentos difíciles, y el asunto de la guerra de Irak sigue dividiendo a la sociedad y generando mucho descontento entre la mayoría.

Sin embargo, el partido fascinado con el estado sobredimensionado, el de las reglas complicadas y arbitrarias, el que siempre que puede se encarga de engordar las filas de la burocracia, el que reserva para la clase política -- porque creen que saben mejor lo que es bueno para todos -- un rol decisivo y tutor sobre los destinos de la sociedad, se ha encargado de meterse solito en una situación más que complicada de la cual no podrá salirse totalmente ileso.

En vez de organizar un sistema de selección sencillo y justo, los Demócratas se las han ingeniado para armarse un engendro electoral con una raza superior de delegados – Superdelegados les llaman – que supuestamente deben actuar de árbitros finales, capaces de subvertir la decisión de los afiliados si su supercriterio así lo indicara. Además de eso, en lugar de otorgar los delegados mediante un sistema claro y sencillo como los Republicanos, los Demócratas han armado una ensalada de representación proporcional que premia a ganadores y perdedores y que impide que el proceso se defina de manera clara.

Si los delegados Demócratas se adjudicaran de la misma manera que los Republicanos, Hillary Clinton ya habría conseguido la nominación. Si los delegados en todos los estados se eligieran por votación popular – en vez del sistema de “caucus” que rige en muchas jurisdicciones – Hillary Clinton ya contaría con el número clave para ganar las primarias. Pero no: ¿para qué hacer algo sencillo cuando puede ser más complejo... más "iluminado"? ¿Y cómo podrían los Demócratas confiar en lo que votan los electores de a pie sin reservarle la última palabra a los jerarcas del partido, que siempre saben lo que es mejor para la gente? Para terminar de complicarlo todo, decidieron penalizar a Florida y Michigan por haber tenido la osadía de adelantar sus primarias, privándoles así de sus delegados en la convención (los Republicanos, nuevamente más cautelosos, les redujeron el número de delegados pero les mantuvieron la representación).

Así que llegamos a finales de abril y mientras los Republicanos tienen candidato desde hace rato, los Demócratas se desangran y no se deciden. Obama gana en los estados más pequeños, Hillary en los más grandes. Obama lidera muy levemente en la votación popular (si no se cuentan los votos de Florida y Michigan, que sino pierde) y lidera en el número de delegados, gracias al sistema de representación proporcional y de haber tenido una mejor estrategia en los caucus. Pero los estados en los que Obama ganó las primarias son los estados en los cuales los Demócratas generalmente pierden en las generales y los jerarcas del partido lo saben y andan muy nerviosos por ello.

¿Qué harán finalmente entonces para escoger entre ambas opciones? ¿Terminarán las primarias Demócratas con más votos para Clinton y más delegados para Obama?

Claramente, lo decidan como lo decidan, los Demócratas acabarán alienando a muchos votantes que les son indispensables para ganar en las generales. Si eligen a la Clinton, seguramente provocarán gran descontento entre los negros, colectivo sin el cual los Demócratas no pueden ganar. Si eligen a Obama, lo más probable es que muchísimos votantes moderados, asqueados por el entorno de Obama y por su historial hiperprogre, terminen votando por McCain. Si finalmente se cuentan los delegados de Florida y Michigan, la gente de Obama clamará fraude, pero si no los cuentan, ¿cómo podrán pretender contar con el apoyo de millones de votantes ignorados en ambos estados?

Los Demócratas la tienen muy complicada cuando podría haber sido una elección de lo más sencilla y con vientos huracanados a favor. La culpa de todo es de ellos mismos, que como tantas veces en el pasado, no pueden sobreponerse a su propia ineptitud.


¿Por qué estoy con Hillary?



Mucho he discutido con mis más cercanos amigos y amigas sobre las elecciones en Estados Unidos. Tenemos un gran consenso: el presidente debe ser demócrata. Sin embargo, la gran mayoría (y hay que reconocerlo) está con el Senador Junior por Illinois, Barack Obama y los menos, en los que me incluyo, con la Senadora por el Estado de Nueva York, Hillary Rodham Clinton.

Soy un convencido que Estados Unidos necesita un cambio: un cambio de estilos de la relación actual de la superpotencia con sus aliados y con el mundo. Para Chile es muy importante el desenlace electoral, dada la histórica ligazón que tenemos con el país del norte que se demuestra por los vínculos económicos, políticos y culturales del gigante del norte con nuestro país y que Chile y su desempeño, especialmente en el económico dada la situación de economía pequeña y abierta al mundo, depende en gran parte del contexto internacional que nos da Norteamérica.

Las elecciones son momento de definiciones, y en este momento de definiciones de primarias, estoy con Hillary. ¿Porqué estoy con ella?. Por muchas razones: por representar una visión que EE.UU hoy necesita imperiosamente: una visión de claro liderazgo, de estadista, con real poder e influencia para gobernar al país más poderoso del mundo y lidiar un escenario internacional muy complicado, en términos económicos y políticos (ya se habla de una recesión económica y las bolsas han reaccionado negativamente frente a esto y la importancia del manejo en causas como del Medio Oriente, Irak, Corea del Norte, Irán y Afganistán); representar un mayor bagaje y experiencia desde el ámbito demócrata con sus años como Senadora por Nueva York y su activa participación en el Congreso Norteamericano, además de su impecable trayectoria como abogada y primera dama. Y por último, porque todo esto se conjuga con su condición de mujer, situación inédita en la historia política norteamericana.

Hillary tiene muestras de una capacidad moral a prueba de cualquier análisis. Su rol desempeñado durante la crisis que enfrentó su marido por el caso Lewinsky es digno de destacar. Es prueba importante de las cualidades de la candidata presidencial.

Me voy a referir al Senador Barack Obama. Creo en él, posee un gran carisma y oratoria. Es joven, como yo y muchos, y ha aprovechado eso para plantear un cambio en la política norteamericana. Su condición de afro americano es otro potencial que demuestra un paso inmenso en la evolución de la democracia norteamericana, cuando hace menos de 40 años dicha comunidad era discriminada institucionalmente por movimientos racistas en el país del norte.

Ha criticado el stablishment de Washington, a las dinastías Bush-Clinton, a las posturas “republicanas” de la candidata a la presidencia (como la posición en su momento de apoyar el envío de tropas a Irak) y mostrándose él como más liberal y progresista. Los resultados electorales hasta ahora, y especialmente los del Supermartes, han demostrado que él es el verdadero candidato del stablishment y que los sectores demócratas más conservadores están con él. Es quien ha recibido más recaudación de los grandes donantes de las multimillonarias campañas, por él han votado la mayorías de los sectores más ricos de la sociedad estadounidense, que se mimetiza con el apoyo mayoritario de jóvenes e independientes que están con su campaña y fue quien venció en los estados más conservadores (como Carolina del Sur, Georgia, Utah y Alabama) y no en los más liberales (California, Nueva York). Hillary Clinton ha sido apoyada mayoritariamente por los sectores más populares de EE.UU., por la inmensa mayoría de la comunidad latina que reside en este país y por los estados de mayor población de ese país.



Obama es una figura incipiente en la política norteamericana. Hace sólo 3 años es Senador por Illinois. Para muchos de sus adherentes es el nuevo Kennedy o el Dr. Martin Luther King. Es cierto, puede tener un carisma y una oratoria mejor a la de Hillary: pero bien sabemos que eso no lo es todo en política: la experiencia hoy vale mucho para estos escenarios turbulentos, y en eso, Hillary está con más condiciones para asegurar eso.



Tengo que reconocer que, en una elección altamente competitiva (hoy separan a Clinton de Obama 96 delegados de más de 2000 ya distribuidos) cualquiera puede ganar, y en cualquier escenario, con Clinton u Obama, estoy con los demócratas. (y ojalá la dupla Presidente-Vicepresidente sea la de ellos dos)

Creo en un verdadero cambio: que permita retomar y ordenar las finanzas en EE.UU. (Bill Clinton entregó un país con un superávit fiscal de 120 mil millones de dólares, comparado con el déficit de 170 mil millones de dólares actualmente de la Administración Bush). Necesitamos a un país con una economía pujante, que no sólo viva de la baja de impuestos y del aumento del gasto (ecuación siempre peligrosa), que se acerque a Latinoamérica, que cumpla su rol en la comunidad internacional con fuerza y respeto a la institucionalidad vigente y que haga un reverso importante en las políticas ultra conservadoras planteadas por Bush. Es hora de superar 8 años de una larga “noche triste”. Como progresista, estoy con los demócratas y con Hillary Clinton para este nuevo tiempo que Chile y el mundo necesitan de los Estados Unidos.

Adjunto Ensayo preparado en Diplomado Proyectamérica, sobre desafíos de la Concertación.

Introducción

El reencuentro que tuvo Chile con su democracia, es para todos, es uno de los hitos más fundamentales en la historia de nuestro país. Un hito por donde podamos verlo: un país que después de 17 años pudo gobernarse nuevamente así mismo, después del quiebre institucional y el golpe de estado de 1973. Con los tiempos políticos impuestos por el General Pinochet, la multidiversa oposición al régimen militar, demócratacristianos a comunistas, pudieron derrotarlo en un Plebiscito, con el 56% de los votos. Por otra parte, la consecución de la alianza política más exitosa en la historia de nuestro país, habrá hasta al año 2010 veinte años gobernado Chile: coalición que perdura hasta el día de hoy y le entrega estabilidad al país, donde los humanistas cristianos y laicos se unen en post de hacer gobierno y darle una alternativa política a Chile.

Los avances que ha tenido Chile son notorios: un país que se ha abierto al mundo, después de 17 años nulos en política internacional. Un país que ha podido convertirse en la economía más abierta del mundo, habiendo firmado tratados de libre comercio con países de la envergadura de EE.UU., Corea del Sur, China, Canadá, México, Singapur, Japón y toda la Unión Europea. Un país que en términos internos ha podido día a día salir del subdesarrollo y la pobreza y que pretende ser la estrella del nuevo milenio: grandes avances en infraestructura, como carreteras, aeropuertos, hospitales, escuelas y liceos, universidades y centros de justicia. Un país que hoy tiene una tasa de pobreza del 13.7% frente al 40% con la que recibió en 1990. Una tasa de crecimiento promedio del PIB entre 1990 y 2007 del 6%. Líder en casi todos los índices de competitividad medidos a nivel latinoamericano y en los países emergentes: esperanza de vida, desarrollo humano, competitividad del país, riesgo país. En resumen, una situación muy distinta a la que cuando se recibió el gobierno el 11 de marzo de 1990.

Desde 1990, La Concertación ha triunfado en cada una de las elecciones a las cuales se ha enfrentado: cuatro elecciones presidenciales (y dos segundas vueltas), cinco elecciones parlamentarias (del Senado y Cámara de Diputados), cuatro elecciones municipales y una de concejales. 21 elecciones donde ha triunfado la Concertación y ha derrotado a la oposición, conformada en casi su totalidad por la Alianza por Chile, que conforman actualmente la Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional y en menor medida por el Pacto Juntos Podemos, conformado por el Partido Comunista, el Partido Humanista (Ex Concertación), la Izquierda Cristiana (Ex Concertación) y movimientos sociales y políticos menores. A todas luces, un dato incontrarrestable para quienes, desde su posición de opositores, tienen el interés de hacer gobierno desde el Poder Ejecutivo.

La política chilena se ha visto enfrentada a un continuo proceso de deslegitimización por parte de la ciudadanía, y ante lo cual, la Concertación se ha visto enfrentada. Esto tiene muchas respuestas: un sistema que aún no logra ser completamente democrático (Ej. Sistema Electoral Binominal, que sobrerrepresentan a determinados grupos políticos, impidiendo la construcción de mayorías que por el voto electoral debiesen manifestarse, Rol de instituciones como el Tribunal Constitucional, Quórums legislativos que imposibilitan la manifestación de las mayorías), un país que no ha podido superar aún las profundas desigualdades entre quienes reciben más y menos (la desigualdad, medida por el Coeficiente de Gini, nos muestra que el quintil más pobre recibe casi el 4% del ingreso total, mientras el más rico el 60%, 16 veces), un sistema político que no ha renovado su prácticas y no ha avanzado a una profesionalización de la acción política, cada vez más numerosos casos de corrupción en la administración pública y un anquilosamiento en el aparataje público, que hoy más que en servir a la gente se ha convertido en el “botín de guerra” de los partidos, donde sus organizaciones demandan sus “cuotas” en ministerios, intendencias, gobernaciones y cargos de segunda línea en el aparataje estatal.

La alegría ya viene se decía en 1988. Hoy, a la luz de lo planteado, las expectativas de mayor participación en la toma de decisiones que pedía la población, de avanzar cada vez más en lograr un sistema democrático, y de coherencia entre el mensaje que llamaban a votar por el NO y el que se asocia a votar hoy por la Concertación, en la práctica son muy distintos. Una coalición que se ve enfrentada muchas veces, a nivel interno, como a nivel de intrapartidos, la cual, en momentos, parece olvidar gobernar en coalición. De la dicotomía entre Autoflagelantes, que llamaban desde una mirada crítica a cambiar la Concertación, en su concepción económico y política, y Autocomplacientes, que se sentían orgullosos de los avances logrados por la coalición y que apuntaban a seguir profundizando el modelo, hemos avanzado a un nuevo concepto: hoy son los “díscolos” que generalmente plantean tesis distintas a las que acuerda el gobierno y la coalición, y que permanentemente tensan las relaciones políticas al interior de la Concertación.

En 1990, la Concertación tenía 17 partidos políticos. Hoy tiene sólo 4. Grupos menores se han escindido de los partidos que actualmente gobiernan y se plantean en oposición al gobierno. El arco iris cada vez se hace más monocolor. Hoy, la oposición tiene la primera opción para alcanzar la primera magistratura. La coalición se ve enfrentada a un natural desgaste profundizado por la corrupción, el anquilosamiento en el aparataje estatal, el diseño e implementación de políticas públicas sin entender las necesidades de la gente y la incapacidad de los partidos en responder de mejor forma a las necesidades de Chile y su gente ¿Qué futuro y propuestas podremos pensar en la renovación de la existencia de la coalición política más exitosa en la historia de Chile y su sustentabilidad en el largo plazo? El documento “Concertación Democrática, volvamos a lo que nos unió” pretende responder a dichas interrogantes y entregar propuestas que puedan darle un sustento de fondo a la sostenibilidad de la coalición, realizando un análisis respecto a la historia y surgimiento de la Concertación, como también su desenvolvimiento hasta el día de hoy en el gobierno de Michelle Bachelet.



1.- La Concertación de Partidos por la Democracia: nada fue fácil

La construcción de la Concertación de Partidos por la Democracia, hoy Concertación Democrática, no fue fácil. Tuvo que superar diversos prejuicios entre quienes en un pasado remoto fueron adversarios políticos, incluso enemigos, y posteriormente por la diferencias ideológicas entre las dos visiones que conformaron la Concertación: una Humanista Cristiana, representada en la Democracia Cristiana y en los sectores del centro progresista y por otro, una Humanista Laica, con vertientes que iban de la socialdemocracia hasta la marxista, asociada al Partido Socialista con todas sus corrientes, la Izquierda Cristiana, Ecologistas, Humanistas y los grupos de izquierda que adherían al proyecto de Concertación.

El Partido Socialista, a fines de la década del 50, planteó “asumir una postura de rechazo a la política tradicional de alianzas con el centro político, aceptando sólo aquellas con los partidos obreristas”[1]. La Democracia Cristiana, por su tanto planteaba “el rechazo a la anterior forma de quehacer político, aquella de la transacción, de la conciliación y el acuerdo pactado”[2]. La “Revolución en Libertad” de Eduardo Frei, donde la Democracia Cristiana gobernó sin aliados y en donde la izquierda asumía la doctrina de “negar la sal y el agua” a los demócratacristianos, y la Unidad Popular, coalición política conformada por radicales, socialistas, cristianos de izquierda, comunistas y movimientos revolucionarios, que sin tener grandes mayorías, plantearon gobernar con el lema “avanzar sin transar”, frente a una oposición que unía instrumentalmente a la derecha con la DC y que tenía unida, entre el 57% y 65% del electorado (a excepción de las elecciones municipales de 1971, donde la UP triunfó con el 50% de los votos) son claras manifestaciones de lo anteriormente planteado.

El Golpe de Estado de 1973, tuvo como primera respuesta la instauración de una Junta Militar de Gobierno que disolvió el Congreso Nacional, el Tribunal Constitucional, a los cargos de elección popular que en ese momento se desempeñaban, declaró en receso y la ilegalidad a los partidos políticos y limitó de manera clara, mediante decretos ley, las atribuciones del Poder Judicial. El resultado para todos es conocido: Chile vivió en dictadura durante 17 años, donde se persiguió sistemáticamente a sus opositores políticos, que en millares debieron enfrentar el exilio, y en el peor de los casos la tortura y asesinato. El 11 de septiembre de 1973 fue el resultado de un proceso de intolerancia, intransigencia y de nula capacidad de todos los actores políticos, que por términos ideológicos y de poder, se negaron a lograr acuerdos y consensos con sus opositores políticos.

La necesidad de lograr el acuerdo y el reestablecimiento de la democracia, llevó a que quienes estuvieron enfrentados en un pasado remoto y sus partidos políticos entendieran que la transacción, el consenso y el acuerdo eran necesarios para la construcción y consecución de los objetivos imperantes que la democracia chilena demandaba en ese momento.

En términos generales, la Concertación puede explicarse por la necesidad que tenían los partidos políticos de oposición en su momento, todos declarados en receso e incluso declarados ilegales, para poder sobrevivir políticamente y desarrollar una política de oposición concientizada, organizada y estructurada al régimen militar . En otro aspecto, el sentido de volver a tener algo que fue siempre un capital intangible para el país; nuestra democracia, una de las más antiguas del mundo contemporáneo. Y por último, el sentido de responsabilidad de quienes, desde la posición política partidista, contribuyeron al quiebre institucional y no tuvieron la capacidad de construir, con responsabilidad política y de país, mancomunadamente en su momento.

El General del Ejército y Presidente de facto, Augusto Pinochet Ugarte, tuvo como primer objetivo “despolitizar el país” (en sus movimientos políticos, sociales, sindicales y universitarios) y llevar al país a un movimiento cívico militar refundador, que tenía asociados lineamientos económicos (la liberalización de la economía: pasar de un sistema que se enfocaba a la sustitución de importaciones, mediante la producción de la industria nacional, a uno de libre mercado, con la consiguiente bajada de aranceles a la importación y la apertura comercial del país, con prioridades enfocadas al crecimiento y no la distribución), político (con un proyecto de mediano y largo plazo que permitiese aprobar una Carta Magna que estableciera una institucionalidad que fuera coherente con el autoritarismo imperante en dichos momentos de nuestra historia y que limitara la anterior “politización” mencionada, asumida como la “partidización” o política partidista) y social ( a través de la contención de las organizaciones de representación de grupos intermedios, como los sindicatos, la consistente política de persecución a las actividades que se asociaban a la cultura y podían ser contrarias al régimen, y en la creación de organismos que fueran funcionales a la política comunicacional del gobierno y que permitieran mostrar a la ciudadanía un gobierno realizador). Todos estos soportes estructurales del régimen permitieron, durante muchos años, dirigir la agenda interna nacional, dado que la externa no era manejable en base a la campaña que constituyó la oposición al régimen militar en la comunidad internacional, la cual asumió un rol crítico a las violaciones a los Derechos Humanos, a la restricción de las libertades y garantías individuales mínimas presentes en cualquier democracia. Respuesta a esto fue la consecutiva condena que recibió el Régimen Militar chileno por la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas durante su mandato (1973-1990).

La realidad del Régimen Militar, que dirigía sus caminos a una mantención del gobierno más allá de lo que algunos escépticos esperaron, en la línea de una entrega del gobierno rápida y una normalización institucional acorde a lo que históricamente Chile había vivido en su vida republicana, incentivó a que la oposición al régimen se profundizara y los militantes de partido, especialmente demócratacristianos que colaboraban con el régimen desde cargos técnicos, renunciaran a estos. La construcción del camino que derivaría en la Asamblea Democrática se pavimentó con algunas señales, como los gestos del sector progresista hacia con la Democracia Cristiana y la defensa jurídica que hicieron abogados demócratacristianos a los perseguidos en dictadura.

La oposición al régimen, y la conjunción de las fuerzas que actualmente están en la Concertación se profundizó con los atentados realizados por la policía secreta del régimen (DINA, CNI) a personajes emblemáticos de la política chilena contemporánea como Carlos Prats, Bernardo Leighton y esposa, Orlando Letelier y Carmelo Soria. La expulsión del país de personajes como Andrés Zaldívar, Manuel Bustos y Jaime Castillo Velasco agudizó dicha situación.

La oposición, primero, a la consulta de rechazo referente a las violaciones a los DD.HH emanada por la ONU, y consiguientemente, al rechazo de la oposición al proyecto de Constitución Política de 1980, fueron las primeras instancias de conjunción electoral entre humanistas cristianos y humanistas laicos.

El ex Presidente Eduardo Frei Montalva se convirtió en el referente político de la oposición. Principal opositor a la aprobación de la nueva Carta Magna y con el “Caupolicanazo”, primera reunión pública autorizada por la oposición al régimen, su muerte en 1982 fue un duro golpe para la Democracia Cristiana y la Alianza Democrática. Sin embargo, el camino progresivo hacia la democracia como concepción de fondo para la recuperación de esta era el consenso y acuerdo más logrado, con la idea de ganarle a Pinochet en su campo de juego, con su institucionalidad y habiendo superado visiones dogmáticas que un pasado habían dividido.

La no violencia activa se hizo verbo. El proceso de movilización social que empieza a generarse a mediados de los 80, unido a los problemas suscitados en la economía chilena post 82, se empieza a validar de mayor forma, y ante lo cual la oposición tuvo un factor unificador claro, ya sea con una estrategia asumida por la no-violencia activa, la que compartió el tronco histórico de la actual Concertación, como la “vía armada”, validada por el Partido Comunista, MIR, FPMR y sectores del Partido Socialista. El rol desempeñado por la Iglesia, en este momento de nuestra historia, es digno de destacar. La Vicaría de la Solidaridad se convirtió en el refugio de defensa para quienes eran perseguidos por la dictadura.

En 1987, con los antecedentes anteriormente planteados, se crea el Comité de Partidos Políticos para las elecciones libres, los cuales se adscriben al rechazo de la nominación de reelección del Presidente de la República por 8 años más. Así, el 5 de Octubre de 1988 se realiza el Plebiscito, donde la opción NO alcanza el 56% de los votos, lo cual permitió, a 1989, la realización de elecciones parlamentarias y presidenciales, donde la Concertación lograría mayoría electoral, pero no política (especialmente en el Senado) y el candidato de dicha coalición, Patricio Aylwin triunfaría con el 55.19%[3] de los votos.


2.- Concertación de Partidos por la Democracia: 20 años de democracia

El desafío que tenía la Concertación, habiendo logrado nuevamente la democracia, más allá de sus imperfecciones, era darle un fondo de gobernabilidad que imperiosamente necesitaba el país. Las modificaciones que tuvo la Constitución de 1980 antes de asumir Patricio Aylwin iban en esa dirección. Por otro lado, pasar a ser de una mera alianza electoral para derrotar a Pinochet a una alianza de gobierno, era un camino que solo en la práctica podría ver sus resultados.

La Concertación de Partidos por la Democracia a 2010, habrá gobernado 20 años consecutivos a Chile. Los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, han tenido en la construcción del proyecto de la Concertación distintos matices que son importantes analizar a la hora de establecer los desafíos que actualmente tiene la Concertación:

Los gobiernos liderados por la Democracia Cristiana

Patricio Aylwin Azócar: Presidente de la República entre 1990-1994. Militante de la Democracia Cristiana y elegido por la Coalición de partidos que se conformó para derrotar a Pinochet en el plebiscito. Su principal característica fue ser el 1º Presidente elegido democráticamente después de 29 años y haber vivido el período de mayor ligazón con el concepto de “transición a la democracia”. En términos económicos, el país logró crecer al 7% promedio anual, se avanzó en la verdad, con el informe Rettig, acreditando los casos de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos durante la dictadura. Sin embargo, los enclaves autoritarios dejados por el Régimen Militar, como el Consejo de Seguridad Nacional, la inamovilidad de los Comandantes en Jefe del Ejército, la composición del Senado y el sistema binominal, se mantendrían durante su mandato y el próximo, y sólo después de 16 años, pudieron reformarse por el Presidente Lagos. Se vivieron ruidos institucionales, como el desaire en la parada militar de 1990, los ejercicios de enlace y el boinazo. Su gran logro, en términos políticos, fue haber convertido a la Concertación en una Alianza de gobierno más que electoral y haber administrado la transición de una forma tranquila, frente a la incipiente democracia.

Eduardo Frei Ruiz-Tagle: Presidente de la República entre 1994-2000. Militante de la Democracia Cristiana, elegido como candidato de la Concertación en primarias restringidas con el candidato del bloque PS-PPD Ricardo Lagos. Logra el 57.9% de los votos, mayoría histórica en una elección presidencial universal. Los ejes que marcaron su gobierno se relacionaron con la apertura del país con el mundo, la modernización del estado e infraestructura, el desarrollo de la Reforma Procesal Penal y la Reforma Educacional. El período entre 1994 y 1997 se le conoce como el cuatrienio de oro, por los notables resultados de la economía (8% de crecimiento promedio), la inclusión del país en acuerdos de libre comercio (Canadá, México, APEC).

El desgaste del gobierno de Frei, en sus dos últimos años, se vio reflejado por la Crisis Asiática que impactó duramente a la economía del país en 1999. El manejo interno de la crisis, a través de la política monetaria y fiscal hasta el día de hoy es motivo de críticas por parte de economistas. La detención de Augusto Pinochet en Londres en 1998 y la postura del gobierno, aduciendo razones de Estado para su retorno fue criticado especialmente por los sectores más progresistas de la Concertación y por cierto, de la izquierda extraparlamentaria.

Los gobiernos liderados por el bloque PS-PPD

Ricardo Lagos Escobar: Presidente de Chile entre 2000 y 2006. Militante del Partido por la Democracia y del Partido Socialista. Candidato de la coalición de gobierno, habiendo sido elegido en primarias abiertas frente al demócratacristiano Andrés Zaldívar, con el 72% de los votos. Ministro de Educación durante el gobierno de Patricio Aylwin y Ministro de Obras Públicas en el gobierno de Eduardo Frei, su elección fue la más compleja para la Concertación, dado que superó al candidato de la oposición por apenas 31 mil votos en primera vuelta (47.9% v/s 47.6%) y apenas por el 51.8% en segunda vuelta, situación que mayoritariamente se atribuyó a los votos de la izquierda extraparlamentaria (PC-PH) en la segunda vuelta electoral.

Histórico representante de la Concertación y acérrimo opositor a Pinochet, profundizó las políticas de modernización, infraestructura, reformas educacional y judicial y apertura al mundo con la firma de acuerdos de libre comercio (con EE.UU., China, EFTA y la Unión Europea). Terminó el gobierno con una popularidad cercana al 70% y concluyó su mandato con las reformas a la Constitución más importantes de los gobiernos de la Concertación, con la eliminación de los senadores designados y vitalicios, del Consejo de Seguridad Nacional (con atribuciones consultivas y no resolutivas) y la inamovilidad de los comandantes en jefe. Sólo queda pendiente el sistema electoral binominal.

En su gobierno se eliminó la censura, se avanzo en justicia, se matizó su gobierno con importantes simbolismos (como la apertura de La Moneda y en los 30 años del golpe de estado se abrió nuevamente Morandé 80), se legisló sobre el divorcio, se creó el seguro de desempleo, el AUGE y Chile Solidario y en términos de DD.HH se acreditaron más de 30 mil casos de tortura en el Informe Valech.

Lo negativo de su mandato fue la sensación de corrupción que se instaló en la administración pública (con casos emblemáticos como MOP-GATE, sobresueldos e Inverlink).

Michelle Bachelet Jeria: Presidenta en ejercicio de la República. Su mandato se extiende entre los años 2006 y 2010. Militante del Partido Socialista. Ha planteado como grandes desafíos de gobierno la Reforma Provisional. En materia económica su gestión ha entregado buenos índices, entre los que se destaca el crecimiento económico (5.6% promedio en su gestión). Sin embargo, la coyuntura mundial y el superávit récord que ha entregado el alza en precios de los commoditties que exporta Chile, sumándolo a niveles de rechazo a su gestión, el resultado de políticas públicas mal diseñadas e implementadas como el Transantiago y una coalición de gobierno con cada vez mayores divisiones internas, entre los partidos y dentro de estos, ha mostrado un nuevo escenario que los gobiernos de la Concertación no habían vivido.

3.- Situación Político-Electoral de la Concertación

Tal como lo planteaba Francisco Vidal en la clase “Dictadura y surgimiento de la Concertación en Chile”, desde 1988, la Concertación de Partidos por la Democracia, hoy Concertación Democrática, ha triunfado en todas las elecciones que se ha presentado, ya sea de concejales y alcaldes, diputados y senadores y presidenciales.

En la última elección presidencial, Michelle Bachelet derrotó al candidato opositor con el 53.6% de los votos, contra el 46.5% de este. En las elecciones parlamentarias de 2005, especialmente la de diputados que permite medir el apoyo nacional de cada partido político dado que se renuevan todas las bancas, la Concertación Democrática logró el 51.76% de los votos.

Es importante analizar la trayectoria electoral de los bloques más votados durante estos años de democracia:

Elecciones Parlamentarias (Diputados)


Las elecciones parlamentarias han dado el triunfo electoral a la Concertación, lo cual se ha graficado también en las bancas parlamentarias ganadas. El año con mayor estrechez en los resultados fue el año 2001, con un contexto negativo para el gobierno del Presidente Lagos, (corrupción y economía, y factor Lavín) donde la Concertación aventajó por sólo 3 puntos porcentuales a la Alianza por Chile.

Cabe recordar que recién la mayoría electoral que también se grafica en el Senado se impuso en 2005, con la eliminación de los senadores designados y vitalicios, como por el doblaje electoral en la circunscripción 12, con el senador Alejandro Navarro del PS y Hosaín Sabag, de la Democracia Cristiana.


Elecciones Municipales[4]


Las elecciones municipales han dado consecutivamente el triunfo a la Concertación. Sólo en 2000 los resultados generaron recelo en la coalición, dado que la dispersión de candidatos que enfrentó la Concertación, con una estrategia de concentración de votos por parte de la Alianza, le dio triunfos emblemáticos en comunas como Concepción, Recoleta, Estación Central, Conchalí, Huechuraba, Renca y Maipú , históricamente concertacionistas. En 2004, con la separación de las votaciones de Alcaldes y Concejales, la Concertación logró nuevamente explicitar dicha mayoría, en términos cuantitativos al número de alcaldes como a los concejales electos.

Elecciones Presidenciales[5]


Las elecciones presidenciales han tenido un resultado más incierto en las dos últimas elecciones. En 1989, aprovechando la dispersión de los candidatos de la derecha (Büchi y Errázuriz) como en 1993 (J.Piñera y A.Alessandri) los candidatos DC de la Concertación triunfaron holgadamente. En 1999 (con candidato de unidad) y 2005 (con dos candidatos en primera vuelta), se enfrentaron en ballotage con los candidatos progresistas de la Concertación.

Los actuales partidos políticos que conforman la Concertación tienen las siguientes evoluciones en su representación electoral[6][7][8]:


Democracia Cristiana: el partido más votado de la Concertación. Sin embargo, cada vez ha disminuido su participación dentro de la Concertación y disminuyó consecutivamente su electorado en todas las elecciones entre 1992 y 2001, donde alcanzó su mínimo histórico de 18,9%, tendencia revertida en las elecciones de concejales 2004 y diputados 2005. Hoy, como subpacto minoritario en la Concertación, enfrenta los problemas de representatividad (especialmente en la elección de diputados) que da el sistema electoral binominal.

Partido por la Democracia: Cada vez se hace más evidente el rol predominante que está desempeñando el PPD en la Concertación. Con el 15,4% de las elecciones de diputados, su máximo histórico, y una bancada de 20 diputados.

Partido Socialista: Electoralmente, desde 1992, la votación del PS oscila entre el 10 y el 11% del total, sin grandes variaciones.

Partido Radical Social Demócrata: Después de la fusión entre el Partido Radical y la Social Democracia (los cuales fueron por separado en las elecciones de 1992 y 1993), se ha consolidado como el menor partido de la Concertación, con un % promedio de adhesión electoral del 5%.


4.- Escenarios que vive la Concertación de aquí en adelante

Los escenarios que vive la política actual son disímiles: vivimos una realidad en la cual los candidatos políticos son determinados por encuestas o por las cúpulas, más allá de las capacidades que puedan tener, los partidos políticos son vistos como organizaciones cada vez más herméticas y con menor renovación, un sistema político poco profesionalizado en su gestión, y que en sus elecciones parlamentarias establece con un sistema electoral binominal, la “estabilidad por decreto”, la cual impide, especialmente en el senado, la manifestación de la relación entre mayorías y minorías.

Hoy, la Concertación, con esa frágil mayoría electoral que tiene en ambas cámaras vive. La alianza de gobierno, más que electoral, que tuvo casi 10 años de homogénea postura, y absoluta lealtad a las políticas planteadas por los gobernantes, se ve fragilizada tal como en el año 2001-2002 al momento de prever un escenario donde la oposición triunfe en las elecciones presidenciales. El futuro de esta se ve difuso, las diferencias se manifiestan de una forma más explícita, el lenguaje cada vez se ha puesto más beligerante, entre actores de la Concertación y dentro de los partidos de esta. Por ello, se hace necesario establecer códigos de conducta para la coalición y que están impidiendo hoy su proyección al mediano y largo plazo:

De los autoflagelantes y autocomplacientes a díscolos: Las virtuales mayorías parlamentarias de la Concertación como resultado de las elecciones Parlamentarias de 2005 duraron menos de 2 años como tales. A la creación del Partido “Chileprimero”, movimiento que surge del quiebre que tuvo en 2006 el Partido Por la Democracia, al expulsar a su ex Presidente, Jorge Schaulsohn por hablar de una “ideología de la corrupción” en la Concertación, al cual se adscribió el diputado por Rancagua Esteban Valenzuela y el Senador por la I Región, Fernando Flores, se suma a la renuncia al mismo partido del diputado por Estación Central, Álvaro Escobar.

La Democracia Cristiana no se queda atrás: la realidad existente en su bancada entre “alvearistas” y “colorines” y el rechazo de estos últimos a proyectos emblemáticos de la coalición (como la asignación de recursos al Transantiago) ha puesto en jaque las mayorías del gobierno en el legislativo. El Senador Adolfo Zaldívar, por su parte en el Senado, ha sido un duro crítico a la conducción del gobierno en su tesis de la “corrección del modelo económico”.

Posterior a las elecciones parlamentarias de 1997, la baja relativa electoral que tuvo la Concertación dio debate para quienes, dentro de la coalición, se definían como autoflagelantes, críticos al sistema económico implementado, a la política de los consensos y acuerdos y a la lentitud en los avances democráticos que demandaba Chile y autocomplacientes, que llamaban a profundizar el modelo, en base a los resultados económicos del país, a la disminución de la pobreza y a la situación de mejor bienestar de la población. Superada dicha dicotomía, hoy nos vemos enfrentados a los “díscolos”: parlamentarios más críticos e independientes, gustosos de las cámaras de TV, que adecúan sus posiciones a los temas particulares de discusión (entre los cuales encontramos a Marco Enríquez, René Alinco, Sergio Aguiló y los “colorines”)

¿Qué puede hacer el sistema político cuando la población premia electoralmente a quienes se manejan de mejor forma con las cámaras que a realizar su trabajo legislativo? Los ejemplos de José Antonio Viera Gallo, Andrés Zaldívar o Edgardo Riveros, excelentes parlamentarios que fueron derrotados en la definición interna o popular por quienes tienen este estilo de hacer política, nos muestran la indefinición e incoherencia entre los deseos de la población y sus decisiones electorales.

Los momentos de mayor éxito de la coalición se dieron cuando, en el disenso y el desacuerdo, se entendía el sentido de lealtad con el gobierno y su plan de trabajo, especialmente en los proyectos emblemáticos. Sin caer en la “relación de buzón” con el Ejecutivo, pero si, entendiendo su responsabilidad, más aún cuando fueron electos como candidatos de la Concertación.

Un sistema político poco profesional y transparente: La gestión política, cuando no está separada de la gestión administrativa y organizacional, muestra resultados claramente negativos. Los partidos políticos en Chile, han vivido endémicamente dicho problema; las directivas de dichas organizaciones deben, además de hacer acción política, dedicarse a labores administrativas en este tipo de organizaciones. Por otra parte, la ciudadanía concibe a los partidos políticos como organizaciones cada vez más herméticas, cerradas y copulares, donde el trabajo social, la adecuada información, la transparencia de sus funcionamientos, la participación, y la renovación de cuadros no se incentiva ni manifiesta. Si la coalición no tiene la capacidad, en su accionar, de modificar esto, llevará a que el actual escenario de nuestro sistema político se mantenga, e incluso se siga deteriorando.

Ausencia de renovación de cuadros en los partidos políticos: La Concertación como tal, no ha incentivado el surgimiento de nuevos cuadros dirigenciales. Michelle Bachelet no pudo cumplir con su mensaje presidencial al momento de que “nadie se iba a repetir el plato” y los cargos de mayor envergadura lo siguen desempeñando los personajes históricos de la coalición. Por otra parte, no ha habido una política sistemática de los partidos por lograr la renovación de sus militancias ni menos la capacitación que necesitan estos, para desempeñar cargos de responsabilidad. Muchas veces, los problemas de destitución de cargos , se deben a que quienes ocupan estos cargos, no tienen los instrumentos necesarios de conocimiento para poder administrar dichas responsabilidades.

Profesionalización del accionar político: El Estado debe asumir el costo de la acción política de todos los partidos políticos, en función a su representatividad y votación. Cuando se dan casos de corrupción, en parte se puede entender por el financiamiento de las labores políticas y proselitistas de quienes no reciben salario al no tener un cargo en la administración pública, pero si en las organizaciones partidarias. La situación actual es un círculo vicioso que nadie, hasta el momento, ha tenido la capacidad de enfrentarlo.

Intolerancia a la corrupción: La Concertación ha perdido, en palabras de Jorge Navarrete, su autoridad moral frente a la derecha por los millonarios casos de corrupción en los cuales se han visto involucrados personeros de los partidos políticos de gobierno. La ética en el accionar público, la coherencia y consistencia entre quienes dicen representar los valores del humanismo cristiano y laico, la democracia y la voz de la gente, es un mandato que frente a este tipo de situaciones los partidos deben actuar con el máximo de rigor.

Ausencia de los partidos en las poblaciones, juntas de vecinos, organizaciones sociales, universidades, sindicatos y frente de pobladores: los partidos políticos no han tenido la capacidad de retomar la activa participación que en la oposición a la dictadura, desarrollaron en las organizaciones intermedias de nuestra sociedad. El desarrollo integral de la acción política y la coherencia de su mensaje a nivel global se construye en las unidades básicas de organización. La Concertación ha olvidado esto, y por lo mismo, la UDI, con su esmerado trabajo en el mundo popular, ha aumentado su apoyo y le ha permitido reinventarse y convertirse, en términos parlamentarios, en el partido más votado de Chile. El trabajo de partido, en el reclutamiento de nuevos actores y capacitación se alimenta con la capacidad de poder participar en dichas instancias.

La inserción política en dichas organizaciones no es per se. La gente premia el compromiso, el trabajo y la honestidad de quienes ocupan espacios en el ámbito público, más allá del partido al cual representen. Algunos actores de la política chilena así no han entendido.

Gobernar Chile al largo plazo: las constantes justas electorales a las que se enfrenta la Concertación hacen olvidar, muchas veces, las formas con las cuales se gobierna y se ganan las elecciones. La aún insuficiente normativa relacionada con el financiamiento de las campañas políticas, se suma a que quien tiene el poder político del Estado ocupa su estructura para movilizar a miles de funcionarios públicos para actividad de proselitismo. La Venezuela de hoy, es clara respuesta a ello. La legitimidad de los resultados pasa por entender los roles que tiene el gobierno, los partidos de coalición y la oposición, en una relación mancomunada de derechos, como también de responsabilidades. La legitimidad es un activo intangible para cualquier sistema democrático.

Legitimidad de la representatividad de las distintas visiones en nuestra sociedad: no a la estabilidad por decreto: El sistema electoral binominal, ocupado en las elecciones parlamentarias, violenta la conciencia de cualquier demócrata. Que una coalición represente el 66% y tenga la misma representación que otra de 34% es una situación que no es digna para una de las democracias más antiguas del mundo. Por otra parte, excluir a grupos minoritarios que tienen una votación nacional considerable deslegitima al sistema político, al excluir visiones que aportan a la discusión y el debate. La Concertación debe entender que la estabilidad política tienen como deber asegurarla los políticos, no se asegura por decreto. Es parte de la madurez que ya espera la política en nuestro país. Por ello, la construcción de mayores alianzas electorales que permitan modificar las relaciones de poder actual permitirá lograr avances que en la actualidad es imposible no obtenerlos sin negociar con la derecha.

Una Concertación amplia, coherente, diversa y progresista: La coalición de gobierno fue creada con el símbolo de un arco iris, en la cual se reflejaban diversos colores y tendencias. De los 17 partidos y movimientos que fundaron la Concertación, hoy sólo la conforman 4. Es necesario por ende, abrirla a más movimientos sociales y partidos políticos. Avanzar también en alianzas instrumentales electorales con movimientos políticos que permitan romper las relaciones de poder que son ficticias a la voluntad soberana de la gente manifestada en el voto.

Por otra parte, conformar una cultura de concertación. La Concertación no puede ser coherente si en sus unidades organizaciones básicas no existe la cultura de coalición, que permita confluir a las distintas visiones que existen en la coalición. La creencia en el proyecto de Concertación se fundamenta en una relación micro que construye la macro.

Políticas públicas para la gente: Errores como el Transantiago no pueden jamás repetirse. Cuando se desarrollan e implementan políticas públicas que no están pensadas en la gente y son ideadas desde un punto de vista seudo tecnócrata que ni en los resultados cumple con sus objetivos mínimos, es olvidar el sentido de la acción política dedicada al servicio público.

Por último, los cambios no vienen por las modificaciones de forma, cuando hablamos de “modelo económico o político”, o hablamos de su rectificación, corrección, profundización y cambios. El bienestar logrado por la Concertación en términos materiales, y las nuevas tendencias que cada día el mundo enfrenta han derivado en cambios que han incidido en la cultura de nuestro país, en una nueva cultura. Como se plantea en la dialéctica marxista, hablamos de las supraestructuras. Y para lograr los cambios necesarios, es necesario apuntar a la cultura, en la confluencia basada que ha dado el humanismo cristiano y laico en conjunto en 2010 por 20 años y asumida por sus actores. Sólo de esa forma, podremos prolongar el sentido de ser de la Concertación, más allá de un resultado electoral coyuntural.


Conclusión

La Concertación es la alianza política y electoral más exitosa en la historia de Chile. Ideada en los años 80, llevará al año 2010 veinte años gobernando Chile.

Sus resultados son inobjetables. El país ha logrado desarrollarse, duplicar su ingreso per. cápita, disminuir sus índices de pobreza y lograr que el país se haya modernizado, abierto al mundo y democratizado. Sin embargo, los años en el poder llevan a un natural desgaste, que, acompañado por situaciones indeseables, como la corrupción, el caudillismo, la indisciplina y los proyectos individualistas por sobre los del colectivo, han deterioridado la confiabilidad y la capacidad que tiene la coalición de darle gobernabilidad al país.

El análisis histórico de creación de la coalición, y la realidad de ser gobierno, nos han demostrado que la unión de la Concertación y el avance de esta no ha sido fácil. La Concertación actualmente, y el sistema político chileno en general, vive una crisis de confiabilidad por parte de la ciudadanía, que a la luz de las realidades de países vecinos, puede dar paso a experiencias populistas cuando los partidos políticos no tengan la capacidad de responder a las necesidades de la ciudadanía.

La Concertación tiene innumerables desafíos. La capacidad de crear una cultura concertacionista es fundamental para poder lograr trascender a esta coalición. Una cultura que retome los objetivos que, con mística e ideales, pudieron recuperar la democracia, después de “la noche triste” que duró 17 años en nuestro país. Esta es la cultura que a nivel micro se necesita para poder avanzar en lo macro.

La renovación de cuadros, la coherencia en el decir y el actuar, la economía y la política al servicio de la gente y no de la tecnocracia, una coalición cada vez más abierta, convocante y diversa, pensar Chile del largo plazo, la ética en la acción política, la profesionalización de la actividad política, el diseño de políticas públicas pensando en la gente y la participación activa en los grupos intermedios son lineamientos objetivos de acción para lograr estos resultados.

El objetivo principal que tiene la Concertación es apuntar a la cultura del país, que está por sobre las discusiones de forma respecto a que modelo económico o político implementar en el país. El ser humano y su vida en comunidad debe estar siempre en el centro de toda la acción pública.

Para finalizar, me permito una analogía clave en el futuro de la Concertación, al largo plazo. La Teoría de Necesidades de Maslow nos dice que el hombre y las organizaciones se dominan a través de 5 tipos de necesidades, las cuales van desde las que asegurar el bienestar fisiológico y seguridad, para avanzar a las que se asocian a la relación con la sociedad, estima y autorrealización. Para la Concertación, y para Chile, los avances para ser un país desarrollado aún son grandes metas. Las desigualdades se mantienen y la crítica al sistema político y económico son ruidos constantes que se generan en la ciudadanía. Por ende, las necesidades más básicas falta por cumplirlas, asumiendo un escenario más crítico en términos de fondo entre estas dos almas humanistas que construyeron la Concertación, y que entrarán en conflicto cuando los temas de cómo se estructura la sociedad, y asociado a los temas valóricos, como el matrimonio homosexual, la adopción de niños por este tipo de parejas, la eutanasia o el aborto sean los temas de la agenda, más que los que se asocian a las desigualdades materiales aún existentes en nuestro país.

Los jóvenes concertacionistas creemos en el futuro de la coalición. La construcción de relaciones entre los actores de esta que vayan más allá del ámbito político serán la forma de darle más contenido a dicha relación, y que permitirán trascender esta cultura concertacionista, que Chile agradeció en su momento histórico, y que hoy debe reinventarse para poder seguir siendo alternativa para nuestro país y su gente. De todos nosotros depende volver a lo que realmente nos unió.

[1] Mariana Aylwin, et. al. Chile en el siglo XX, Santiago de Chile. p.241.
[2] Ídem. p.242.
[3] http://www.elecciones.gov.cl/SitioHistorico/index1989_pres.htm
[4] El año 2004, se incorpora en el análisis la Elección de Concejales, por el nuevo sistema de elección separada de estos con la de los alcaldes.
[5] Las Elecciones Presidenciales de 1999 y 2005 reflejan los resultados de 2º Vuelta Electoral
[6] En las parlamentarias de 1989, el PS estaba fraccionado en distintas tendencias y no se inscribió como tal en la plantilla de candidatos de la Concertación.
[7] No incluye votos de independientes en cupo Concertación
[8] En las Municipales de 1992 y Parlamentarias de 1993, el Partido Radical Social Demócrata enfrentó como Partido Radical y Partido Social Demócrata las elecciones, por separado. En el análisis se suman sus votaciones

En lo Esencial, Unidad




La Democracia Cristiana realizó en el mes de octubre un Congreso Ideológico y Programático cuyas conclusiones son un ejemplo de adecuación de nuestra doctrina a la realidad chilena del 2008. Sin embargo, también es verdad que durante este tiempo nuestro Partido ha tenido conflictos internos que han culminado en el día de ayer con la renuncia de cinco diputados.

Quienes firmamos este documento lo hacemos en el ánimo de serenar nuestros espíritus, mantener la unidad del Partido y enfocar en nuestro futuro el rol que nos corresponde cumplir teniendo como norte los acuerdos del Congreso ya mencionados.

El aporte del Quinto Congreso es mucho más profundo que las dificultades que estamos sorteando. Por ello no compartimos las apreciaciones sostenidas en forma pública, por algunos militantes o ex militantes que señalan que la crisis de la Democracia Cristiana sería terminal y que sólo nos quedaría prepararnos para un rol menguado y secundario. Por el contrario, lo sucedido debe renovar nuestro compromiso con la forma en que el Partido se ha expresado a Chile: Partido de vanguardia, Partido por la libertad, Partido para los mas necesitados, Partido para una democracia integral, Partido para cambiar la economía materialista y contraria a la equidad entre los chilenos.

Reiteramos que en esta perspectiva podemos lograr, y lo lograremos, la recomposición de nuestras relaciones internas para concluir en un todo superior a la suma de sus partes y que sea el lugar común de cada militante.

Por eso:

1.- Valoramos como norma esencial la unidad interna en torno al proyecto global diseñado en el Congreso Ideológico, para ser capaces de ejercer una pedagogía política hacia nuestros militantes y hacia la opinión pública. Asumimos la sentancia de San Agustín:

En lo esencial, unidad.
En lo accidental, libertad.
Siempre fraternidad.

2.-Rescatamos como esencial el valor del Congreso y propusimos un documento suscrito por todas las sensibilidades y expresiones internas, planteando una mesa integrada e integradora que permitiera que nuestros líderes y eventuales candidatos a la Presidencia de la República tuvieran plena libertad y capacidad para dedicarse a expresar su opinión a Chile liberándolos del ejercicio de la Presidencia del Partido. De esta manera, a pesar de no haberse logrado plenamente el objetivo buscado, insistimos en una propuesta unitaria y dialogante entre nosotros, de respeto a quienes han abandonado nuestras filas, pero de claridad para señalarle a nuestros militantes y a la opinión pública que el espíritu y la vitalidad esencia de la Democracia Cristiana están en su historia, en sus testimonios, en su gente, en sus instituciones, en el compromiso con la Concertación y con los más pobres y vulnerables de Chile, y que nada de ello esta fuera de la Democracia Cristiana.

3.-Proponemos también:

a) Una pronta entrega de los documentos del Congreso a las bases del Partido;
b) El inicio inmediato de una campaña de difusión interna y externa de dichas conclusiones;
c) Una programación también inmediata de las visitas de nuestros dirigentes a todas las comunas de Chile; y
d) La expresa petición a nuestros militantes de no generar conflictos innecesarios a quienes abandonaron el partido, pero asimismo, la expresa exigencia de resguardar el respeto a la Democrácia Cristiana con la fuerza de nuestros argumentos.

4.-Llamamos a nuestros camaradas a los independientes y a nuestros partidos de la Concertación a enfrentar con responsabilidad y entereza lo que viene sucediendo entre nosotros, al interior de nuestro Partido y en Chile entero. Por razones éticas nos unimos para derrotar a la Dictadura y por las mismas razones debemos seguir unidos hasta completar el cambio en la sociedad chilena. Por el respaldo que el país nos ha dado debemos asumir que no caben entre nosotros ni la corrupción ni la falta de compromiso ético. Pero también por estas mismas razones les pedimos templanza y serenidad para defender una democracia que tiene como base partidos de pensamiento claro y esperanzador.

Este es el mensaje que busca hacer de la Democracia Cristiana el instrumento con que podamos avanzar hacia una patria más justa, más libre y más solidaria; que no se construye sino con una Concertación querida y valorada por los chilenos. Instamos a elevar la calidad de nuestras controversias políticas frente a las discusiones insulsas que nos opone la derecha. Hacemos un llamado al respeto por nosotros mismos y por la investidura de los cargos y responsabilidades que el país nos ha confiado.

Santiago, 15 de diciembre de 2007



Los Dirigentes Estudiantiles Universitarios Demócrata Cristianos y Humanistas Cristianos declaramos:

La solicitud de soluciones urgentes a la grave crisis interna que vive nuestro partido, es fundamento esencial de las dirigencias universitarias encabezadas por camaradas de las distintas regiones del país, presidentes de centros de alumnos y federaciones de estudiantes, quienes como primera fuerza política estudiantil del país, y con el siempre irrestricto respaldo de la Directiva Nacional de la JDC y su presidente Héctor Garate reunidos el sábado 15 de diciembre del 2007 en Santiago para proponer visiones que comprometan la fraternidad y unidad comunitaria como acervo de una acción política consecuente.

Sin duda a lo largo de la historia partidaria, las diferencias no han sido un obstáculo insoslayable para cumplir con los anhelos de porvenir y justicia social. Hoy cuando las interrogantes, diferencias y problemáticas vuelven a surgir de las diferentes visiones y convicciones de históricos camaradas, no dudaremos en ningún momento en apelar no solo a la conciencia de quienes hoy detentan una posición de representación, sino también a los militantes de bases quienes con su esfuerzo y entrega mantienen vivo el alma de la Democracia Cristiana.

1.- Rechazamos de plano acusaciones que no aportan a la solución del conflicto y enlodan la honra de camaradas elegidos democráticamente. Esto sin embargo no es solo un dramático signo de representantes adultos, sino un mal que ha llegado –lamentablemente- a sectores minoritarios de nuestra querida Juventud Demócrata Cristiana, que por medio de la utilización de medios electrónicos, fundados en la oscuridad y tiniebla del sin sentido, atacan con un artero y soez lenguaje a dirigentes adultos y juveniles, ya no respecto de su pensar y actuar, sino refiriéndose a circunstancias de índole personal, lo cual muestra la pobreza de ideas y propuestas país.

Declaramos que como Dirigentes Universitarios, no vacilaremos en responder una y otra vez con la otra mejilla frente a la intolerancia e irresponsabilidad en la utilización del lenguaje, porque tenemos la íntima verdad que la historia dará cuenta de sus actos. El discurso que espera Chile y los pobres es de esperanza, justicia y solidaridad, en correspondencia con aquello es un imperativo en el actuar de un representante, no vulnerar principios básicos de fraternidad al interior de una comunidad de hombres libres.

2.- La institucionalidad vigente es un marco normativo en el cual TODOS los demócratas Cristianos debemos ceñirnos y respetarlo con la máxima de las exigencias, las cuales emanan del impulso del alma que motivó la integración de un partido político. Comprender entonces un estatuto partidario como un cuerpo normativo, que solo tiene su efectividad por la posibilidad de impetrar sanciones, creemos es vulnerar la esencia voluntaria y sincera que al momento de firmar la ficha de ingreso se piensa.

El estatuto tiene como pilar fundamental el compromiso con ideas y valores representados por el cuerpo político determinado, es ahí donde encontramos la fuerza normativa a la cual nos sometemos con absoluta responsabilidad. La libertad en el actuar y responsabilidad en el disentir, creemos deben ser verbos rectores de un actuar político al interior de un partido, sin duda las diferencias son absolutamente necesarias en el momento que enriquecen las concepciones fundantes de este, intentando encontrar respuestas a las nuevas interrogantes, siempre teniendo como objetivo reconocer los signos de nuestros tiempos.

3.- Apelamos a la unidad en la diversidad, bajo la premisa básica y fundamental de la responsabilidad que tiene el PDC con Chile. El pueblo Demócrata Cristiano no merece el espectáculo de las últimas semanas, los campesinos, obreros y estudiantes no son merecedores de una fracción ni división, ellos en su sueño democrático y social tienen como objetivo la superación de los nuevos escenarios económicos, políticos, culturales y sociales.

Frente a esto, les estamos diciendo NO, les cerramos las puertas a nuevo sueño y mañana y les cantamos la misma y triste canción sectaria he inconducente de siempre.

4.- Camaradas, desde la Universidad, la junta de vecino, el sindicato, el centro de madres y tantos otros grupos intermedios hijos de la revolución en libertad, se piensa Chile, NO el Chile neoliberal, NO el Chile que vulnera derechos laborales por resquicios legales, se piensa un nuevo Chile, inclusivo, participativo y solidario. Entonces, al encontrar tamañas premisas, es preciso preguntarse ¿Aquellas luces no han de iluminar nuestro camino?.

Este partido vive en su gente, no en apellidos ni tradiciones familiares, no en herencias ni privilegios. Este partido es vitalidad hoy, por el trabajo consecuente y determinante de una juventud que supo ponerse de pie después de casi diez años en las sombras y así como en tiempo pretérito reconoció los signos de vuestros tiempos, para actuar bajo el manto perpetuo de la inspiración humanista cristiana. Es preciso entonces volver a la raíz mas profunda de nuestras concepciones, sin descalificaciones, sin amenazas ni reprimendas, sin venganzas ni intimidaciones, somos TODOS quienes construimos este partido.

Todos sin exclusiones, el pensar distinto y actuar en consecuencia no debe ser jamás el porque de una reprimenda cuando ésta acuda siempre en beneficio de Chile y del Partido Demócrata Cristiano.

5.- Los que han pretendido situar a la juventud en las postrimerías del pensamiento y la acción, hoy más que nunca han de callar. La historia y sus verdades nos convocan a nuevos desafíos, lo cuales con la eterna entrega del pueblo Demócrata Cristiano han de ser posibles, solo sí como hermanos de un mismo ideal, les decimos fuerte y claro a Chile y su gente, que podrán pasar años y decenios, en los cuales la fe y amor se vuelvan en momentos esquivos y tardíos, sin embargo aquella llama encendida hace ya 70 años volverá en cada instante y segundo mientras en nuestros campos y calles queden subyugados y sometidos.

6.- Los dirigentes Universitarios, identificados con el alma de la concertación social identificada como la unidad social y política del pueblo encarnada en hombres como Radomiro Tomic, Eduardo Frei, Tomas Reyes, Bernardo Leighton, Jaime Castillo Velasco y Belisario Velasco, y no en personajes de corte neoliberal, hacemos el llamado a recobrar la fe y esperanza, la convicción y el sueño, la hermandad y fraternidad, como sustento de nuestro actuar político. Los pobres, trabajadores y estudiantes nos esperan, no perdamos el momento histórico que vive de nuestra Patria, para decirles no.

7.- La Democracia Cristiana Universitaria, como ayer y hoy está con los procesos de cambio social necesarios para Chile, es por ello que el llamado a la unidad partidaria es más pertinente que nunca. Dios quiera que por el porvenir de la Patria y su gente volvamos hacer hermanos de un mismo sueño e ideal.

8.-Rechazamos el retiro, inexplicable, del Consejo Asesor Presidencial para la Educación Superior del Presidente de la Federación de Estudiantes del la Universidad de Chile –FECH- Jaime Zamorano, ya que su participación en esta instancia es en representación del CONFECH y no en función de lo que defina esa Federación en instancias resolutivas a ella. El consejo Asesor es un espacio debate y dialogo relevante la conclusiones de ella no seguir debatiendo en CONFECH la Educación superior que queremos.

9.-Rechazamos la mal entendida autonomía de la entidades de educación Superior por parte de autoridades de Universidades de Consejo de Rector que cuando se trata de publicidad recuerdan que son Universidades del estado pero cuando estafan y juegan con el futuro de miles de jóvenes apelan a la autonomía.

Situaciones como la carrera de Criminalistica dejan cada vez más claro que la Educación Superior no debe ser entregada completamente a las reglas del mercado y el Estado tiene que ejercer de manera eficiente su rol regulador y no desligarse de la universidades en la cuales es propietaria. Muchos de los problemas de las universidades no son que estas no sean sustentables económicamente sino a temas de gestión que son traspasados a los estudiantes.

10.- Respecto al sistema de becas y créditos que otorga tanto el Gobierno, como el Mercado creemos que se deben ajustar las diferencias enormes entre los aranceles reales con los referenciales. Por otro lado, nos parece inadmisible que quienes no pueden por diferentes motivos llegar al crédito con aval deben ir al CORFO o a créditos de consumo que sobre endeudan a las personas en ocasiones en más del doble de lo que pagarían si tuviesen los medios, los intereses son desde el 8 al 8.5% en este tipo de vía para estudiar.

Creemos que debe haber una reforma profunda en sistema de ayudas estudiantiles, tendiente a que se posibilite un sistema de financiamiento que también se haga cargo de temas pendientes como el costo de oportunidad de estudiantes de estratos socioeconómicos más bajos.

11.- No temeremos en nuestro actuar, por mas incomprendido que este sea en muchos momentos, porque nuestro espíritu valiente y revolucionario nos invita cada día a creer que mientras queden locos aún podremos soñar y cuando aún queden rezagados y oprimidos, volveremos a ser verbo intrépido y valiente, que será la nueva luz de nuestros días y el nuevo canto del mañana.

Adscribimos a dicho manifiesto

Mesa Nacional Juventud Demócrata Cristiana
Mauricio Araneda Presidente FEPUCV
Jonathan Contreras Presidente FEUMAG
Claudio Rodríguez Presidente FEUL-Pto. Montt
Pablo Yáñez Presidente FEULS
Carlos Andaur Presidente FENEECH
Juan Jorquera Presidente CAA de Transportes de Chile
Manuel Barrera Presidente CAA de Ingeniería Comercial de Chile
Carlos Aparicio Consejero Superior PUCV
Byron Martínez Vicepresidente FEC
Catalina Guevara Secretaria General FEUTEM
Felipe Lerzundi Secretario de Comunicaciones FEC
Pía Blásquez Secretaria TT.CC FEC
José Luis Corvalán Presidente CAA Derecho U.Chile
Eduardo Villavicencio Presidente CAA Derecho U.Talca
Francisco Humeres Presidente CAA I.Comercial PUCV
Chariel Robledo Vicepresidente CAA A.Pública USACH
Miguel Beiza Vicepresidente CAA T.Social UV
Jacob Vega Secretario I.C. Informática UTFSM
Tamara Quijada Presidente DCU Concepción
Julio Verdugo Presidente DCU UTFSM
Juan Pablo Morales Presidente DCU UV
Constanza Arancibia Vicepresidente DCU UTFSM
Esteban Vega Pdte JDC Reg.Valparaíso y ENU JDC
Juan Pablo Marchant Encargado Nacional Universitario JDC
Ignacio Imas Arenas Encargado Nacional Universitario JDC



Me parece interesante el artículo escrito por Pablo Lorenzini a La Nación.


Estimado Adolfo:

Cuánta agua ha pasado debajo del puente y yo sí que sé de puentes desde que nos encontrábamos en Coyhaique en los años noventa, para debatir de diferentes tópicos de tu región y del país. Aquellas inolvidables juntas del PDC, en las cuales me presentaste a Jaime Mulet y otros futuros líderes de nuestro querido partido, los discursos de Waldo Mora, Juan Bustamente, David Herrera y Rafael Moreno, entre otros.

Aquella larga noche en que terminaban las elecciones municipales del año 2004, con grandes resultados para la DC, y yo te proclamé en un programa televisivo como el candidato presidencial de nuestra coalición. O cuando me felicitaste por mi investidura de presidente de la Cámara de Diputados. En fin, tantos recuerdos.

Y ahora el presente. Hemos impulsado juntos tantas ideas. ¿Recuerdas la presión que le pusimos al sistema por el caso Chispitas? ¿Y la concentración económica, especialmente la bancaria, donde Ramón Briones tan bien nos asesoraba? ¿Y los cambios al sistema de elecciones que nos preparaba Hernán Bosselin? O las sutilezas de Enzo Pistaccio; las ideas para la potenciación familiar que impulsaba Laura Albornoz; el empuje de Marcelo Ortiz y el posicionamiento paulatino de Alejandra Sepúlveda. O el fallecimiento de Pedro Araya, gran alcalde de Antofagasta. Para qué seguir. Hoy todo es diferente, y creo humildemente que algo pasó que te desvió de las metas que tú mismo nos mencionabas con tanta pasión. Recuerdo aquel diciembre de 2004, hace tres años, cuando denuncié lo sucedido con el Puente Loncomilla y desde La Moneda te presionaban para que yo renunciara. Tú me dijiste: "Pablo, puedo compartir contigo tu molestia y tu defensa de tus electores de la región maulina, pero el partido es más grande. Para tranquilidad de la Concertación, y como líder de la Democracia Cristiana a la que perteneces y que te respaldó para ser presidente de la Cámara, debo pedirte que renuncies, para facilitar el trabajo concertacionista, y continúes tus reclamos ya no desde la testera, sino que como un diputado más".

Sí, el partido es más grande que cualquiera de sus militantes. Así lo entendí y, aunque me dolió, seguí tu consejo y renuncié. Pero seguí dentro de la DC, luchando para darle un tinte más solidario a nuestras acciones. Seguimos reclamando un cambio al modelo económico y solicitando se fueran los "pillines" que estaban, y aún están, al interior de la coalición.

Como ves, Adolfo, en eso nada ha cambiado. Pero tú sí has cambiado. Ahora me dices que no represento mucho. Y pese a que es cierto que la Tercera Vía que lidero tiene un respaldo partidario levemente superior al 5%, soy consejero nacional desde hace más de diez años, y he sido además presidente regional, vicepresidente del partido y jefe de bancada. Y tú me enviaste a Italia y México a representar al PDC. Quizá valgo menos que tú, senador, pero mis electores dicen que para ellos sí valgo: de un 25% en la primera elección he pasado a un 32% en la segunda y a un 38% en la tercera, con más de 27 mil votos. Más del doble que los tuyos, ex camarada.


Como dice la canción, ¿qué pasó, Adolfo? ¿Te asesoraron mal? ¿Qué fantasía te alejó de nuestras ilusiones? ¿Quieres dejar tus amigos de lado?

Te echaremos de menos. Tu voluntad y pasión son necesarias en la DC, pero desde adentro. La diferencia entre nosotros es que yo seguiré luchando y protestando, pero desde dentro del círculo. Quizás en el borde, cierto, pero en el borde interno, en el borde concertacionista. Y tú has preferido el borde externo, aquel que lentamente se diluirá, y hará que tus ideas pierdan fuerza y que no sirvan para cambiar ese Chile para mejor. Tus amigos verán si te son leales, pero muchos de ellos ya han expresado que no te seguirán y los otros lo piensan demasiado.

No te sentirás cómodo con tus nuevos amigos de ruta.

Y no porque ellos no sean capaces, sino porque tus amigos se quedarán acá y, como dijo Bosselin, intentarán representar desde dentro tus ideales. Pero no serás tú, y eso lo hará diferente. No debiste abandonar; a veces se es mayoría, como tú lo fuiste, y a veces se es minoría, como lo soy yo ahora. Pero eso sólo debe motivarnos a seguir impulsando lo que creemos, pero desde dentro, sin excluirnos. La inviolabilidad parlamentaria es un hecho y por ello puedes votar en conciencia lo que estimes. Ahí no estuvo el fallo. Pero sí en tus comentarios agresivos hacia una directiva que representa a casi todos los militantes. Ahí les faltaste el respeto. La corrupción no es nuestro norte, porque de haberlos siempre los habrá, pero hablaste, estimado Adolfo, en general, incluyendo a todos. No pues, tú siempre fuiste justo y, aunque casi tan apasionado como quien suscribe, tu experiencia y habilidad te hicieron triunfar hasta que, no sé si el ego, los halagos, o quizás el orgullo, no te permitieron disculparte. Ahí se acabó.

Espero que tus compañeros de ruta sigan en el partido porque, como nos unen muchos de tus postulados, estaremos juntos en las discusiones y debates. Pero reconociendo que siempre la falange estará por encima de todo y que nunca osaría hacerle daño como tú mismo me lo dijiste. Adolfo: el partido, ese que contribuiste a crear y fortalecer, necesita que no lo ataques, que no lo manches, que discrepes pero con lealtad, esa que muchos no tendrán contigo.

Como dice la hinchada, que te vaya bien, Adolfo, que recuperes el equilibrio. Acá estaremos, ordenados con nuestra candidata presidencial, Soledad Alvear, y en la Tercera Vía nos acordaremos de ti cuando, seguramente, compitamos en las internas de abril. Es una lástima, pero tú lo decidiste. Ojalá no te pierdas en el bosque de la política aislada con el actual sistema electoral, pero quedamos algunos que creemos que aún podemos cambiar la forma de hacer política desde nuestro querido partido, la Democracia Cristiana. Un partido leal, fuerte, humano y sobre todo respetuoso, donde la ropa sucia la lavamos en casa


Señor Director:

Belisario Velasco ha renunciado al Ministerio del Interior. Deja así su puesto el Ministro más “transversal” de los partidos de la Concertación excepto en el propio, la Democracia Cristiana, que por una parte respalda al ministro saliente y que por otra, según la información entregada por prensa y por declaraciones de los más férreos defensores de su gestión, trata de instalar a un miembro del partido más afín a la línea de su directiva, algo que al parecer Velasco no respondía.

Lamentable, además, es su salida del gobierno. La presidenta Bachelet, de forma inédita en 17 años de Concertación, ha debido aceptar la renuncia de un ministro del Interior y en menos de dos años de gobierno ha debido enfrentar la salida de dos Secretarios de Estadio de dicha cartera, y coincidentemente dos demócratacristianos. ¿Cómo una Presidenta pretende tener un gobierno exitoso y unido si su mano derecha en el gabinete no se puede sentir verdaderamente con su confianza y lealtad?

Un ministro que se opuso a la vertiente más neoliberal y tecnócrata de este gobierno de la Concertación, que logró importantes acuerdos articular, como el plan antidelincuencia y los importantes consensos de gobernabilidad con los sectores de oposición, y enfrentar críticas destempladas de algunos miembros de su propio partido, tiene el respaldo de los jóvenes progresistas de la democracia cristiana. Ocupando la analogía del Senador Nelson Ávila, lamentablemente en el gobierno se ha quedado Velasco “el malo” y ha salido Velasco “el bueno”. Una verdadera lástima.

Carlos Aparicio Puentes