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La encrucijada demócrata




Tengo algunas reflexiones respecto a los resultados de las primarias de Indiana y Carolina del Norte en Estados Unidos.

Primero: Hillary Clinton demuestra su capacidad para afrontar los desafíos electorales en los estados más difíciles para el Partido Demócrata. Sus triunfos en Ohio, Pennsylvania, Florida, New Yersey e Indiana demuestran una fortaleza que Barack Obama durante toda la campaña no ha podido demostrar: su incapacidad para ganar en estados "morados" (no asignables ni a los demócratas ni a los republicanos) ni a ganar en los de mayor población.

Segundo: Barack Obama tiene como grandes pilares electorales a dos grupos: los jóvenes, el radio urbano y la población de raza negra. Esta última lo acompaña en una relación 9 a 1 contra Hillary Clinton. Es cosa de ver el resultado final de Carolina del Norte, donde Obama ganó por un 56% de los votos pero perdió por una relación 6 a 4 en el voto blanco contra Hillary Clinton. Hillary se resguarda en el voto más de centro (que puede votar al PD como al PR), las mujeres, la población de raza blanca, los latinos, los judíos y la población que se aleja de los grandes urbes. Dicho análisis hoy permite a Obama liderar en las encuestas de votantes demócratas, no así en la nacional, donde Hillary tiene una mejor expectativa de triunfo frente a McCain.

Tercero: El engorroso sistema electoral de primarias del partido demócrata (con delegados y superdelegados, primarias abiertas que coexisten con un particular sistema de "caucus" en algunos estados, delegados electos distribuidos proporcionalmente y no como se da a nivel nacional ni en las primarias republicanas donde quien gana el estado se los otorga completamente) no da para más. Si los resultados se contaran como se hará en la elección de noviembre, Hillary habría ganado desde hace algunas semanas la nominación demócrata. Un autogolazo que claramente deberán modificar las autoridades del partido para el año 2012.

Cuarto: Se deben contar Florida y Michigan. El Partido Demócrata sanciona a la gente y a los millones que entregaron su voto y no a las autoridades del partido, como debiese corresponder. Si Obama no quiere repetir las elecciones tiene 2 opciones: o se otorgan los delegados mediante el voto entregado en dichas primarias (donde Clinton ganó claramente) o verdaderamente su slogan de campaña enviado para todos los estadounidenses "yes we can" no cabe para los electores de estos dos estados. Que peor aún, porque seguramente si no se cuentan estos mismos electores castigarán al Partido Demócrata en las elecciones de noviembre, donde ya se muestra a Obama por debajo de McCain, no así a Hillary, que le lleva varios puntos de ventaja en estos estados clave al candidato republicano. (vease www.realclearpolitics.com)

Por otra parte, cabe señalar que el conteo de esos estados cambia el actual escenario de voto popular a nivel nacional, donde Hillary Clinton pasaría a liderar estos resultados.

En base a estas reflexión, me gustó un artículo publicado por el Diario de América, respecto a algunos de los puntos planteados anteriomente. Se los dejo para ver que opinan respecto a esto. Como dice este, hoy los demócratas, con tamaña cantidad de errores, están haciendo honor al símbolo que los representa: el burro.

http://diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=3836


Los Demócratas
La estupidez de quienes se creen tan listos

¿Qué harán finalmente entonces para escoger entre Hillary Rodham Clinton y Barack Hussein Obama? ¿Terminarán las primarias Demócratas con más votos para Clinton y más delegados para Obama?

Se suponía que los Demócratas la tenían fácil este año. Al fin y al cabo, las cosas no se ven (o al menos no se sienten) tan bien en estos momentos en los Estados Unidos, más allá de si es o no culpa de Bush. La economía pasa por momentos difíciles, y el asunto de la guerra de Irak sigue dividiendo a la sociedad y generando mucho descontento entre la mayoría.

Sin embargo, el partido fascinado con el estado sobredimensionado, el de las reglas complicadas y arbitrarias, el que siempre que puede se encarga de engordar las filas de la burocracia, el que reserva para la clase política -- porque creen que saben mejor lo que es bueno para todos -- un rol decisivo y tutor sobre los destinos de la sociedad, se ha encargado de meterse solito en una situación más que complicada de la cual no podrá salirse totalmente ileso.

En vez de organizar un sistema de selección sencillo y justo, los Demócratas se las han ingeniado para armarse un engendro electoral con una raza superior de delegados – Superdelegados les llaman – que supuestamente deben actuar de árbitros finales, capaces de subvertir la decisión de los afiliados si su supercriterio así lo indicara. Además de eso, en lugar de otorgar los delegados mediante un sistema claro y sencillo como los Republicanos, los Demócratas han armado una ensalada de representación proporcional que premia a ganadores y perdedores y que impide que el proceso se defina de manera clara.

Si los delegados Demócratas se adjudicaran de la misma manera que los Republicanos, Hillary Clinton ya habría conseguido la nominación. Si los delegados en todos los estados se eligieran por votación popular – en vez del sistema de “caucus” que rige en muchas jurisdicciones – Hillary Clinton ya contaría con el número clave para ganar las primarias. Pero no: ¿para qué hacer algo sencillo cuando puede ser más complejo... más "iluminado"? ¿Y cómo podrían los Demócratas confiar en lo que votan los electores de a pie sin reservarle la última palabra a los jerarcas del partido, que siempre saben lo que es mejor para la gente? Para terminar de complicarlo todo, decidieron penalizar a Florida y Michigan por haber tenido la osadía de adelantar sus primarias, privándoles así de sus delegados en la convención (los Republicanos, nuevamente más cautelosos, les redujeron el número de delegados pero les mantuvieron la representación).

Así que llegamos a finales de abril y mientras los Republicanos tienen candidato desde hace rato, los Demócratas se desangran y no se deciden. Obama gana en los estados más pequeños, Hillary en los más grandes. Obama lidera muy levemente en la votación popular (si no se cuentan los votos de Florida y Michigan, que sino pierde) y lidera en el número de delegados, gracias al sistema de representación proporcional y de haber tenido una mejor estrategia en los caucus. Pero los estados en los que Obama ganó las primarias son los estados en los cuales los Demócratas generalmente pierden en las generales y los jerarcas del partido lo saben y andan muy nerviosos por ello.

¿Qué harán finalmente entonces para escoger entre ambas opciones? ¿Terminarán las primarias Demócratas con más votos para Clinton y más delegados para Obama?

Claramente, lo decidan como lo decidan, los Demócratas acabarán alienando a muchos votantes que les son indispensables para ganar en las generales. Si eligen a la Clinton, seguramente provocarán gran descontento entre los negros, colectivo sin el cual los Demócratas no pueden ganar. Si eligen a Obama, lo más probable es que muchísimos votantes moderados, asqueados por el entorno de Obama y por su historial hiperprogre, terminen votando por McCain. Si finalmente se cuentan los delegados de Florida y Michigan, la gente de Obama clamará fraude, pero si no los cuentan, ¿cómo podrán pretender contar con el apoyo de millones de votantes ignorados en ambos estados?

Los Demócratas la tienen muy complicada cuando podría haber sido una elección de lo más sencilla y con vientos huracanados a favor. La culpa de todo es de ellos mismos, que como tantas veces en el pasado, no pueden sobreponerse a su propia ineptitud.


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