Que remezón histórico, y que hasta hoy lo vivimos, fue la derrota
senatorial en Santiago Poniente de Ricardo Lagos en 1989 frente a Andrés Zaldivar y Jaime Guzmán. Habrá salido tercero en votos dirá uno. Falso. Zaldivar alcanzó los 408 mil votos contra los 399 de Lagos (31.2% a 30.06%) y Guzmán, como tercera mayoría, alcanzó los 224 mil!! votos. ¿Fallan todos los sabios matemáticos en avalar tremenda deslegitimidad, barnizada con importantes grados de antidemocracia, insensatez e ilogicidad?. Un candidato que superó por más de 170 mil votos a su contrincante y que salió electo por este conocido sistema electoral que hemos escuchado todos alguna vez en estos años de gobiernos de la Concertación. Como pacto, la Concertación supero el 61% de los votos contra el 32% de la derecha, por ende no pudo "doblar " en votos a la otra lista para que sus dos candidatos pudieran haber sido electos . Hoy, nuevamente se repiten las caras y las situaciones: Andrés Zaldivar, segundo en las encuestas en Santiago Poniente puede perderse frente a Jovino Novoa por lo mismo: la Concertación no puede doblar a la derecha en votos.
Cuando uno ve en la TV a Carlos Cantero, Andrés Chadwick, Carlos Olivares, Rosa González (Rosa de Aric...), Ramón Pérez (QEPD), Mario Escobar (diputado desaforado), Mario Bertolino, Francisco Encina, Edmundo Salas, Edmundo Villouta y Sergio Fernández piensa que han sido electos por la voluntad soberana, la voluntad de la mayoría. Pensar que cada uno de los mencionados anteriormente no tendría que haber sido electo. ¿de que democracia estamos hablando si 10 parlamentarios de los 158 existentes no deberían estar sentados donde están?
La necesidad de tener un sistema electoral democrático y representativo, en donde tengan cabidas las diferentes opiniones políticas existentes y que , por cierto, las voluntades de la mayoría sean escuchadas y llevadas a la práctica y se respeten las posiciones de la minoría, son actualmente demandas básicas que un país puede pedir de sus leyes y autoridades. Actualmente Chile está bajo un sistema electoral binominal. Este consiste en la elección de 2 candidatos por distrito (de los 60 que con cálculo matemático dejó Pinochet para beneficiar en ese tiempo a una clara minoría, la derecha, a la par con la mayoría, la Concertación), en donde son electos los dos candidatos con mayor votación de los pactos conformados, a menos que el más votado pueda doblar en términos de votación al siguiente, haciendo dicha relación una cláusula claramente discriminatoria y antidemocrática. En resumidas cuentas, un pacto que alcanza el 33,4% de los votos tiene el mismo poder político que el 66,6% restante. Por otra parte, hace dificil ( por no decir imposible) la elección de candidatos independientes y de la representación de partidos políticos minoritarios, pero con un nivel de votación tal que les permite, en un sistema representativo, tener voz y voto en el parlamento.
Un sistema electoral es justo cuando existe una debida correlación en la votación que obtiene cada bloque o partido y en los candidatos electos de cada bloque o partido. Actualmente la Concertación y la Alianza por Chile están sobrerepresentadas en perjuicio de la izquierda extraparlamentaria y de los candidatos independientes. La Concertación, con el 47% en las Parlamentarias pasadas alcanzó 63 diputados, que equivale al 52% de la Cámara de Diputados. (5% sobrerrepresentada). La Alianza por Chile con un 44%, alcanzó 57 diputados, que equivale al 47.5% de la Cámara (3.5% de sobrerrepresentación). A nivel de partidos, el PPD , con un 12.7% eligió a 20 diputados (le habrian correspondido 15), el PRSD con un 4,2% eligió a 6 diputados y el PC con un 5.2% no eligió ninguno. ¿Como cuadra esto?. Claramente es un sistema injusto y antidemocrático. Un sistema que actualmente ha derivado a que se eligan candidatos "a dedo" y sean electos antes de competir en las urnas, ya sea por omisión en distritos (estrategia de la Alianza por Chile especialmente practicada en las Parlamentarias del 2001, que les dio grandes resultados, Prokurica, Arancibia, Horvarth, y que hoy se repite con un caso emblemático: Andrés Allamand) como por acompañamientos de duplas débiles para el otro candidato (Juan Antonio Coloma, Hernán Larraín y Sergio Romero el 2001 y en la actualidad Eduardo Frei en la Décima, Mariano Ruiz Esquide en la Octava y Soledad Alvear en la Metropolitana Oriente). El binominal además excluye, dado que deben negociarse candidaturas entre las cúpulas y bajarse otras, en donde perfectamente un partido podría elegir un representante o que se limite la postulación en distritos a algunos partidos políticos por el solo hecho de negociar.
Las elecciones municipales del año 2004 hicieron debutar un nuevo sistema electoral particular para la elección de alcaldes: el uninominal. Consiste este en que el candidato más votado se lleva todo el poder político, corrigiendo en parte las graves desligitimizaciones que el Sistema Binominal presenta. Es cosa de ver los resultados : El pacto Juntos Podemos en la votación a concejales alcanzó el 9.14% de los votos, tuvieron 4 alcaldes y 90 concejales y fueron electos 32 candidatos independientes, una situación claramente diferente a los que en democracia habíamos visto. A diferencia del sistemas uninominales (como el de EEUU e Inglaterra), en donde el poder y la representación es llevada en forma monopólica por 2 partidos (Demócrata y Republicano en EEUU, Conservador y Laborista en Inglaterra) existe actualmente una política de formación de 3 bloques políticos, conformada por partidos tales, con claras diferenciaciones DC-Progresismo ,UDI-RN, PC-PH, que en parte puede darse como mérito al sistema binominal, y que le ha dado estabilidad a nuestro país. Un grave problema de los sistemas proporcionales es la proliferación de partidos políticos, que en esa situación hace más dificil alcanzar acuerdos políticos y consenso, pensando en una potencial conformación del Congreso y que Chile conoce claramente según su vida histórica.
El argumento de la existencia de este sistema electoral es la gobernabilidad y la estabilidad. Puede que en parte pueda ser, pero no puede supeditarse la "gobernabilidad" que tanto hablan a no escuchar la voz de los electores y la población. Es un deber de los partidos asegurar esta gobernabilidad y estabilidad, legislando en el parlamento para Chile y no para los intereses partidistas, y que en la actualidad ha permitido que Chile se diferencie de los sistemas politicos latinoamericanos, sin ideologías claras y partidos establecidos, y en el que se caractericen partidos dominantes con buenas estructuras territoriales y niveles de votación: la DC, PS, PC, PH (nombres genéricos de las ideologías mundiales representadas) , UDI, PPD ,PRSD y RN. La legitimidad de nuestro sistema político pasa por hacer participar a toda la sociedad, no tener esto en cuenta es ponerle fecha de muerte a nuestra democracia, que tanto sufrió para reincorporarse en nuestro país y que cálculos meramente electorales puedan llevarnos a lo mismo.
Es necesaria una profunda reestructuración también en como están conformados los distritos y circunscripciones. No puede ser que las 2 últimas circunscripciones (Aisén y Magallanes) tengan 1/10 de los electores que tienen cualquiera de las 2 circunscripciones metropolitanas, o como el distrito 59 (Aisen-Coyhaique) tenga el mismo peso relativo que distritos como el de La Florida, Puente Alto, Las Condes, Maipú, que los superan por varios centenares de miles, y para efectos de representación pesan lo mismo. El mal peor sería mantener este "novedoso" sistema de distritos que dejó con amarre el general en 1989, pero en donde salgan las dos primeras mayorías.
Es necesaria la adopción de un sistema electoral que incorpore grados de proporcionalidad mayores y que solucione la problemática de la proliferación de partidos. Un sistema uninominal que permita a los partidos políticos conformarse en bloques, que aseguren gobernabilidad y estabilidad y que entiendan en que debe gobernarse para la mayoría y respetando los derechos de las fuerzas minoritarias. Una solución a esto por ejemplo, sería asegurarles representación a las fuerzas que tengan a lo menos un porcentaje de votación. Bueno, ideas existen, el caso está en que debemos entender que hoy hay algo que corregir, y no porque existan otras "prioridades", o en que este tema no está dentro de las primeras necesidades de la gente no se revise y formule. Como se reformó la constitución (y debe al mediano plazo, por la misma legitimidad redactarse una nueva) se debe cambiar este sistema electoral para el bien de nuestra convivencia, más aún nosotros como jóvenes cansados de dobles discursos y esta forma de hacer la política, por una "supuesta" conveniencia, que reviste importantes grados cortoplacistas y miopes y cuya problemática final nadie puede dimensionar.